Hotel La Canela

Natalia Garcia

A nosotros nos gustó por el pueblo que es una maravilla. El sitio donde cenamos, La bodeguilla, la noche que estuvimos es genial. La tienda de ropa que estaba al lado es increíble. Y la piscina natural sin más, un poco masificada pero el bar está bien para tomar algo y son amables. El hotel sin más, peculiar como su dueño. El desayuno está bastante bien. La cena no la cogimos, y tampoco elJacuzzi y todas esas paletadas de 30min.. timos no, gracias. El precio del hotel está muy bien y te dejan ir con tu perro. Además hay un rio con unas pozas más abajo con cascada que son perfectas y estas solo.

pedro horga rincon

Bueno lo primero no se ni por donde empezar, he ido al restaurante a probar el "menú degustación" pero de elaboración tiene poco para el precio que tiene, 30€ por persona, platos muy simples y con poca cantidad. Además venden una cocina de fusión mediterránea y asiática, por decirlo de alguna manera, no se si echarle soja a los platos mediterráneos es llamarlo fusión asiática. Sin embargo la comida no es mala pero no vale lo que ponen. El trato un poco raro, el dueño/camarero no sabía ni cuantos platos me había servido y el recibimiento al lugar ha sido peculiar, parecíamos para el dueño del sitio unos extraños que habíamos entrado en su propiedad. O cambian el trato y los platos a unos más elaborados o no tiene ningún sentido ir.

Francisco pakitovega

No es un Hotel de tres estrellas, ni de dos, ni de una, quizá una casa rural en obras y sin rematar. Las vistas son maravillosas, el anfitrión bastante peculiar. La suite junior es de hormigón por el suelo techo y paredes , las instalaciones bastante descuidadas, muchas normas para el perro, para cuidar de unas maltrechas hamacas, para no dejar la puerta abierta y un largo etc.. La tele se ve fatal y es minuscula, el mando no funciona, hay telarañas dentro de la habitación. A las nueve teniamos la cena (menú degustación de diez platos) pero no hemos sido capaces de aguantar más aquí y abandonamos el "hotel". En fin un desproposito, no volveremos ni se lo recomiendo a nadie.

María Saavedra

Es un lugar muy acogedor, respetuoso, el desayuno riquísimo...se respira paz y el masaje con Miriam, la fisioterapeuta de lujo.